El arquitecto egresado de esta Escuela es un profesional que, valiéndose de la observación sensible y crítica del mundo, es capaz de concebir, proponer y construir la obra arquitectónica de una manera contextual, dando forma a las necesidades del entorno, de los individuos y de la sociedad en las distintas escalas del habitar humano”.

Posee la capacidad de crear e innovar, a través de una formación en los conocimientos propios de la arquitectura, dando cabida al habitar, mediante la integración de tres inteligencias: (a) una inteligencia que comprende por qué las cosas tienen tal o cual forma; (b) una inteligencia que comprende por qué las cosas están en tal o cual lugar; (c) y una inteligencia que comprende por qué las cosas se hacen de tal o cual manera (hacer).

Es capaz de ejercer su profesión en un medio complejo, competitivo, trabajando en equipos profesionales, inter y trans-disciplinario en diversos lugares, con distintas realidades y escalas, con compromiso de responsabilidad social y cultural en el ejercicio de la disciplina.